De los sinsentidos en los que vivimos, acostumbrados cada día a desafíos letales contra toda lógica y sentido común, uno de los más graves es el del gobierno de la nación que aparenta escándalo cuando se trata de los espías que investigaron el golpe de estado de la secesión. Así, Sánchez prepara un proceso general contra Rajoy, que pasó a la historia, de forma provisional, como el presidente que apenas hizo nada para terminar contra la sublevación y el hundimiento del orden constitucional. El gobierno ahora le quiere librar de esa imagen de indolencia. Les conviene más que hubiera sido un hombre de Estado, capaz de poner el servicio secreto a trabajar para defender la ley y la igualdad.

Ya sabemos que la amnistía va a servir para, entre otras cosas, no investigar la implicación de la Rusia de Putin en la maniobra de desestabilizar España para así dañar a Europa, eso se quedará sin investigar, como tantas otras cosas relevantes en la historia reciente, como el 11-M y otros golpes a la nación.

Dicen que todo se hace en nombre de la convivencia, que es como se llama ahora al intento de una minoría elitista de dejar de convivir y arrastrar a los españoles a la confrontación civil.

Hemos visto cosas que no creeríais, como dice el replicante de Blade Runner al final de la película. Lo que no sospechábamos es que esas mismas cosas fueran de dejar a la población indiferente. La propaganda de la izquierda se ha puesto en marcha con el más radical de los cinismos para negar la realidad, y para condenar el derecho de un estado, ¡qué digo el derecho!, la obligación, de espiar a los sediciosos, desmantelar sus estructuras, y poner en prisión a los que reunieron fondos y ayuda internacional para acabar con la unidad nacional y proclamar una república en uno de sus territorios.