De La Moncloa a Hollywood

Año 2000, ceremonia de entrega de los Premios Oscar, en Los Ángeles. Sobre el escenario Antonio Banderas y Penélope Cruz. Estoy convencida de que todos ustedes recordarán el momento en que la actriz española, tras pronunciar la frase “…and the Oscar goes to…” gritó con toda su energía: “¡Pedroooo!” Y, a continuación, el director de cine, Pedro Almodóvar, subía al escenario para recoger la estatuilla dorada que premiaba su película “Todo sobre mi madre” como la "Mejor película de habla no inglesa". Pues hoy, 25 años después, si Penélope Cruz volviera a lanzar un grito estrepitoso similar (“¡Pedroooo!”), podría subir al escenario otro Pedro que ha demostrado con creces ser un extraordinario actor: Pedro Sánchez, el presidente que llegó a La Moncloa interpretando un papel que no era real, sustentado en la mentira y en la falsedad desde el minuto uno, y que hoy, trata de aferrarse al sillón de la presidencia del Gobierno, con más mentiras y pantomimas.
Abraham Lincoln dijo que “se puede engañar a algunos todo el tiempo y todos algún tiempo, pero no se puede engañar a todos, todo el tiempo” (aunque ahora, algunos no le atribuyan esa frase, todo hay que decirlo…). Y esto es lo que le ha ocurrido a Sánchez, que no ha podido engañar a todos, todo el tiempo.
Pedro plagió su tesis doctoral en 2012. Desde entonces, que sepamos, ha sistematizado la mentira como el eje vertebrador de su existencia. Según los últimos informes de la UCO, se podrían haber producido amaños en las Primarias del PSOE en 2014, que le valieron a Sánchez la Secretaría General del Partido Socialista.
En 2019, Sánchez afirmó que "no dormiría tranquilo por las noches" si fuera presidente con ministros de Podemos. Y vaya si lo fue, y con Pablo Iglesias como vicepresidente. Sanchez mintió.
"Con Bildu no vamos a pactar, si quiere se lo digo 20 veces" dijo en una entrevista en abril de 2015 y en numerosas ocasiones posteriores. Ahora, los herederos de la banda terrorista ETA, le sostienen como presidente del Gobierno. Sanchez mintió.
El presidente afirmó en reiteradas ocasiones que su Gobierno no admitía la amnistía porque no tenía cabida en la Constitución Española. Posteriormente la aprobó en 2024, celebrando efusivamente su aprobación, con la justificación de que "La convivencia se abre camino". Sánchez mintió.
Dice ser un presidente limpio. Que no sabía lo que se cocía en el famoso Peugeot mientras recorría España con Santos Cerdán, Ábalos y Koldo, siendo él mismo, el número 1 de la cuadrilla. Afirma que no hay “caso” con su mujer, investigada por presuntos delitos de tráfico de influencias, corrupción en los negocios, apropiación indebida e intrusismo. Ni, por supuesto, hay caso con su hermanísimo, que ya tiene apertura de juicio por tráfico de influencias y prevaricación.
Resultaría imposible realizar un recopilatorio de todas las mentiras vertidas por Sánchez, porque él ha normalizado la utilización de la mentira en la vida política. Y la mentira le ha carcomido por dentro. Incluso, últimamente, la apoya con patéticas escenificaciones, y maquillajes impostados que invitan a la vergüenza ajena…
Pero Sánchez seguirá mintiendo una y otra vez, atrincherado en el búnker de la Moncloa. Creo que como actor debe mejorar, pues ya no le creen ni los suyos propios. De vergüenza y de ética, ya no hablemos, hace mucho que no le queda ni el más mínimo atisbo, si es que alguna vez las tuvo.
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