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Villanueva del Pardillo, perfecta simbiosis entre historia y modernidad

Villanueva del Pardillo, perfecta simbiosis entre historia y modernidad

Las múltiples terrazas de cafeterías y restaurantes llaman a disfrutar de un frugal aperitivo.

En las postrimerías de la verde y fértil primavera, es habitual, en nuestra comunidad, que el calor ya apriete, por lo que parece deseable ir en busca de lugares no muy lejanos donde las temperaturas sean más benignas que en la capital. Por ello, nuestro destino de hoy se halla a poco menos de treinta kilómetros de la gran ciudad, en el entorno natural de la Cuenca del Guadarrama y a los pies de dicha sierra. Hoy conoceremos Villanueva del Pardillo, un municipio residencial, moderno y con un encanto muy especial cuyo casco antiguo nos retrotrae a mediados del siglo pasado.

Este municipio, como tantos de nuestra Sierra Madrileña, se encuentra citado en el Libro de la Montería del rey Alfonso XI y formó parte de los territorios del Condado del Real del Manzanares. No fue hasta finales de 1702 cuando Villanueva del Pardillo alcanzó el título de Villa. Sin embargo, lo más destacado de su historia, por lo trágico, es que fue parte del frente de la Batalla de Brunete, lo que supuso durante la Guerra Civil Española que el pueblo fuese prácticamente destruido en su totalidad. Lugares emblemáticos como la iglesia, la cárcel, el ayuntamiento…, quedaron en ruinas. Hasta tal punto fue la devastación que tan solo quedó una casa en pie, la conocida por los lugareños como La Casona y de la que después hablaremos.

Llegamos a las proximidades de la Plaza Mayor, centro neurálgico del municipio y donde encontramos el bonito y níveo Ayuntamiento y edificios colindantes. Como la mayor parte del casco antiguo, la plaza y aledaños datan de mediados del siglo XX, desarrolladas por el plan de Regiones

Devastadas tras la guerra. El lugar está conformado como una plaza típicamente castellana con sus soportales y una fuente central de granito. El Ayuntamiento, resplandeciente, cuenta con balconada, paredes blancas como hemos indicado y tejado a base de teja roja. En el centro de este encontramos un reloj y por encima una pequeña campana.

Desde aquí, llegamos sin dificultad a la coqueta Iglesia de San Lucas Evangelista, datada en 1943, pero de rehabilitación reciente y que se encuentra, como el resto del centro del municipio, incluida dentro del ámbito de reconstrucción de Regiones Devastadas. La construcción cuenta con una sola nave y cubierta a dos aguas de teja roja con paredes blancas como el consistorio y con contrafuertes. Culmina la estampa con un bonito campanario de planta cuadrada.

La zona invita a hacer un alto en nuestro camino. Las múltiples terrazas de cafeterías y restaurantes llaman a disfrutar de un frugal aperitivo mientras el bello y acogedor entorno nos envuelve y la sombra y brisa ligera que recorre la calle nos sume un en estado de satisfacción y placidez que nos hace creer, por un instante, que nos hallamos en un municipio costero, con todo lo bueno de aquí, de lo nuestro.

Empero el tiempo apremia, por lo que no nos queda más remedio que proseguir con nuestra ruta. Paseamos con lentitud, disfrutando de la perfecta simbiosis entre lo clásico y lo moderno, disfrutando de todo el casco de Regiones Devastadas y que es, muy posiblemente, el que se encuentra en mejor estado de conservación de la Comunidad de Madrid. Se trata de edificios de una o dos plantas realizados de forma austera, como no podía ser de otro modo en la época, y que están claramente inspirados en una arquitectura popular de carácter agrícola. Pasamos, casi sin solución de continuidad, a edificaciones mucho más modernas de ladrillo visto más oscuro y que nos llevan en poco tiempo hasta otro de esos lugares que no pasan desapercibidos en Villanueva del Pardillo: La Casona. Este singular edificio fue el único capaz de mantenerse en pie tras la Guerra Civil. El edificio, con fachada de ladrillo rojo, que nos recuerda mucho a construcciones típicamente mudéjares, ha cumplido para los vecinos del municipio con múltiples funciones a lo largo de su historia, hasta hoy en día que alberga la biblioteca municipal. Es de destacar que está completamente restaurado y que fue declarado Bien de Interés Cultural.

Avanzamos con la intención de llegar al depósito de agua o aguas de Aulencia. Se trata, como es evidente, de un depósito de agua, y que está perfectamente conservado. Esta construcción, para el abastecimiento de agua, es uno de los últimos proyectos desarrollados por el plan de Regiones Devastadas.

Llega, desafortunadamente, el momento de regresar a la gran ciudad, pero no antes de una última visita a un lugar muy especial; Los Palacios. Se trata de un yacimiento arqueológico Romano. Parece ser que fue levantado a finales del siglo I d. C. en las proximidades del arroyo de Los Palacios, donde se construyó una villa que perduró hasta finales del siglo IV d. C. Cabe destacar el torcularium que es, hasta la fecha, el único edificio documentado de estas características en la Comunidad de Madrid.

Ahora sí, nos despedimos, conservando en nuestras retinas el níveo de las paredes del casco antiguo, en nuestra piel el ligero Bóreas que nos acarició melosamente y, en nuestro espíritu, la sobrecogedora paz del municipio. Un municipio lleno de encantos, sorpresas y al que os emplazo a conocer al igual que todos nuestros preciados y preciosos pueblos de la Sierra Madrileña.

 

 

 

 

 

 

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