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La corbata es una cortina de gas

La corbata es una cortina de gas

 

Hace un año la inflación subyacente española se situaba en el 0,6%. Hoy alcanza el 6,1% mientras que la inflación se sitúa en el 10,8%. Muy por encima de la media europea, que se sitúa en el 8,9%. En Francia, gracias a las centrales nucleares y su menor dependencia energética, la inflación está en el 6,5%. En España la cesta de la compra y los suministros básicos como electricidad, gas y carburantes están disparados, como sabemos todos los que no viajamos en Falcon.  Todo ello sin que Sánchez se digne a acometer la necesaria reforma energética, bajar impuestos o a deflactar el IRPF. Lo que provocará un buen roto a no pocas familias de clase media. ¿Incompetencia total o búsqueda deliberada de una sociedad subsidiada?

El año pasado el 42% del gas natural que importábamos nos llegaba por tubo desde Argelia. Era un gas baratito, que ahora, después de que Sánchez se aliara con Marruecos en el tema Ghali y su traición a los saharauis, aprovecha Italia. Con el gobierno socialcomunista de Sánchez, nuestro principal proveedor de gas natural son los Estados Unidos. Un gas proveniente del aquí prohibido fracking que nos llega por barco, por lo que nos sale mucho más caro que el gas argelino. Desde el pasado mes de mayo el segundo proveedor de España, nuevamente gracias al gobierno del sanchismo, es la Rusia de la invasión de Ucrania.

La culpa, nos dice Pedro Sánchez, es de Putin, de los señores que fuman puros y le tienen manía y de quienes llevan corbata.  Nos toman por tontos. La corbata no es más que una herramienta de distracción. Sánchez no quiere que se hable del empobrecimiento de los españoles causado por sus políticas incompetentes, demagógicas y sectarias. Pero ya no engaña a casi nadie.

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