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Seguridad en los viajes colectivos

Seguridad en los viajes colectivos

 

Las vacaciones, independientemente del momento del año en el que se produzcan, son una época de mucha vulnerabilidad en todos los sentidos. Cambiamos nuestros hábitos y costumbres entrando en un modo de relajación lo que provoca que nuestros niveles de alerta se encuentren bajo mínimos. Los desplazamientos, sobre todo durante los meses de verano, llegan a superar los 100 millones de viajes y cada vez más los españoles utilizamos los medios de transporte colectivos como alternativa al vehículo. El avión, el tren y el autobús son las formas de desplazamiento más utilizados.

Cuando hacemos uso de este tipo de medios de viaje, aunque son muy distintos entre ellos, hay una serie de reglas básicas en materia de seguridad que debemos seguir y que son comunes a todos los transportes colectivos.

Antes de salir tenemos que poner en lugares separados dinero y tarjetas de crédito, por si sufrimos un robo o extravío siempre tendremos acceso a parte de nuestro patrimonio. También es recomendable no viajar con grandes cantidades de dinero. La ropa es importante, es aconsejable llevar chaquetas con cremalleras y pantalones con bolsillos cómodos, son más seguros. Minimizar al máximo el número de bultos, cuantas menos maletas tengamos más fácil es su vigilancia. Y llevar siempre cerradas, desde que salimos de casa, las maletas y maletines, e incluso plastificadas para dificultar el acceso a ellas.

Una vez en la estación, dársena o aeropuerto durante las esperas no dejar sin vigilancia el equipaje, lo ideal es usar las consignas. Igualmente, en las filas, para comprar los billetes, acceder al mostrador de información o para entrar, hay que tener a la vista el equipaje. Cuando se produzcan aglomeraciones hay que tomar precauciones con el bolso y los bolsillos, si llevamos mochila lo recomendable es llevarla en el pecho (por delante) y no en la espalda. Y nunca, nunca, nunca facturamos o nos responsabilizamos de equipajes o bultos de personas desconocidas, aunque la historia que nos cuenten para que nos hagamos cargo de las maletas sea muy entrañable y lógica, si no conocemos a la persona o la conocemos poco no facturamos ni custodiamos maletas ajenas, no sabemos lo que pueden contener y a efectos jurídicos somos nosotros los responsables de su contenido durante su resguardo.

Si vemos algo sospechoso durante nuestra estancia antes de subirnos al transporte colectivo debemos comunicarlo al personal de seguridad o miembros de las fuerzas y cuerpos de seguridad.

Una vez que estemos dentro de nuestro tren, autobús o avión hay que tener siempre controlado nuestro equipaje de mano y si nos levantamos o vamos al baño no hay que dejar bolsos o mochilas en los asientos.

La seguridad total no existe, pero debemos adoptar medidas para ponérselo difícil a los delincuentes.

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