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Feijóo y el aborto

Feijóo y el aborto

 

Como dijo Julián Marías, "la aceptación social del aborto es lo más grave que ha acontecido en el siglo XX". El filósofo vallisoletano daba argumentos de fondo en aquel célebre artículo publicado en ABC y en medio de un fuerte debate social que, por desgracia, hoy ni siquiera existe ya en España. De hecho, este Gobierno socialcomunista de Pedro Sánchez e Irene Montero prepara una nueva ley que prácticamente elimina ya cualquier límite o restricción al aborto libre en cualquier fase del embarazo. Un dislate monumental.

Recordemos que Mariano Rajoy no quiso derogar la ley del aborto de Rodríguez Zapatero, y simplemente la recurrió al TC (donde lleva 12 años metida en un cajón, ojalá con antipolillas cerca), sin que sus señorías sientan necesidad de decir algo sobre ella. Deben ser fuertemente sesudos sus análisis. Ahora veremos si Núñez Feijóo se decide a dar un paso hacia el movimiento provida o prefiere seguir la senda por la que transitan sus rivales políticos y la agenda globalista al respecto.

En EEUU, sin embargo, la mayoría republicana está intentando ilegalizar el aborto en el Tribunal Supremo, lo que ha generado varios incidentes protagonizados por colectivos feministas, todos por cierto de un mal gusto y una zafiedad muy notables. Y es que, por qué no decirlo, estar a favor del asesinato de niños no nacidos sobrepasa los límites de la maldad y la crueldad humanas para entrar directamente en el terreno de lo satánico. De hecho, la estética que adopta el feminismo radical en ese tipo de protestas públicas es escalofriantemente diabólica.

Hay un tema que la izquierda siempre evita abordar cuando se trata este asunto: las ayudas a la maternidad. El movimiento provida (que es el que mejor conoce el problema del aborto por llevar muchos años en contacto con mujeres que se quedan embarazadas sin desearlo), sabe muy bien que casi todas las mujeres que se ven en esa situación lo que necesitan es ayuda para tener a sus hijos. No desean matarlos. Pero lo que reciben de gobiernos tan desalmados como éste es una continua presión para que aborten. Tampoco, por supuesto, se les habla de la opción de dar a sus hijos en adopción, otra excelente solución.

Esta realidad tenebrosa y patética lo que confirma es que vivimos en una cultura de la muerte, donde tanto el aborto como la eutanasia se presentan como las soluciones fáciles, rápidas y baratas a problemas que son muy complejos. Y se hace de espaldas a la dignidad de la persona humana, el elemento filosófico que mejor caracteriza nuestra civilización y nos distingue del salvajismo y la crueldad de otras. Si no reconocemos esa dignidad, entonces matar a personas inocentes será el rasgo que nos caracterice ante el juicio de la Historia.

Confío en que el nuevo PP de Feijóo, que está llamado a gobernar en España junto a Vox, cambie completamente de posición y abandone el consenso progre en este asunto. Si no es así, nos habrá decepcionado una vez más.

 

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