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Navidad con mayúsculas

Navidad con mayúsculas

 

En la era de los eufemismos, las cabriolas lingüísticas para evitar las ofensas, los exabruptos inesperados y los dolorosos silencios, quiero desearles una muy Feliz Navidad. No felices fiestas, ni buenas vacaciones. No hablaré de regalos, de luces coloridas, o de ese barrigudo polar que se cuela en cada esquina con su sonora risa en tres etapas. Les desearé Feliz Navidad, que es infinitamente más que eso.

La Navidad no son sólo escenas de un publirreportaje invernal, con sonrisas embutidas en jerseys de cuello vuelto –¿renos y abetos?– , chocolates humeantes, y referencias vagas a la reunión de los seres queridos.

La Navidad es la esperanza humana cristalizada en el nacimiento de Jesús. Desear una Feliz Navidad es trasladar la enorme potencia de un mensaje aparentemente sencillo: “No temáis”. José no debía temer recibir a María, y María no debía temer engendrando a Jesús. El propio Jesucristo repetía el mensaje a sus discípulos. “¡No tengáis miedo!”, gritaba a menudo Juan Pablo II a la juventud, citando una y otra vez la frase con la que había iniciado su papado.

Evitar el miedo y vivir en mejor son objetivos de todos, especialmente desde que somos conscientes de la importancia de la salud mental y su cuidado, y por eso llama la atención que algunos finjan preocupación por este tema mientras fomentan el uso de determinadas drogas y critican y desprecian a aquellos que simplemente se recogen y rezan en silencio, encontrando paz y sosiego.

Cuando quienes le dicen ultra a alguien por declarar su fe católica son los mismos que defienden con uñas y dientes el respeto a las creencias y tradiciones de los seguidores del Islam, y cuando los que se burlan de unas chicas que salen de misa son los mismos que practican el reiki, hablan del karma, o abrazan árboles para fusionarse con la Pachamama, es que los ataques no van contra la fe sino contra la tradición común.

Hay odiadores profesionales que son capaces de alentar que se apedree a un niño y su familia por pedir que el pequeño estudie un 25% del tiempo en español, de acosar a dirigentes políticos en las mismas puertas de sus casas por el mero hecho de no ser de izquierdas, o de preferir como compañía a los herederos de unos terroristas sanguinarios mientras se desprecia a todas sus víctimas.

A todos ellos, Navidad. Navidad para que encuentren la paz en ese mundo podrido y oscuro que tienen dentro. Navidad para que quieran y respeten a su alrededor. Navidad porque deseamos lo mejor para todos. Navidad para el resto porque no temer te hace más fuerte y más libre.

No temáis. Amad. Feliz Navidad.

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Carlos Díaz-Pache

  Director General de Cooperación con el Estado y la Unión Europea de la Comunidad de Madrid