Últimamente, estoy teniendo muchas consultas relacionadas con los probióticos en animales de compañía. Cada vez hay más estudios que demuestran su gran eficacia y los beneficios que aportan y cada vez hay mas clientes con inquietudes de aprender a cuidar mejor a sus compañeros peludos. Es evidente que una buena dieta es fundamental para mantener un sistema inmunitario sano, no estamos descubriendo la pólvora. Pero, ¿Qué sabemos de cómo fortalecer dicho sistema inmunitario o que causas pueden debilitarlo?
Tenemos que partir de una idea clara y es que tanto nosotros como nuestros animales domésticos tenemos una barrera protectora en la piel, sistema respiratorio, digestivo, urinario y genital con millones de bacterias de distintas especies, que nos defienden de la entrada de patógenos como virus, hongos, bacterias… Estas bacterias “buenas” que tenemos forman la microbiota. En el sistema digestivo están la mayor parte de ellas, tanta cantidad, que se dice que forman un órgano inmunológico propio. Si toman buena dieta, mantendrán su microbiota equilibrada en niveles adecuados, fin de la historia… Pero no, no es tan simple.
Hay un montón de factores que influyen en la microbiota y hacen que bacterias patógenas aumenten y disminuyan “las bacterias buenas” creando disbiosis.
Las causas más comunes que alteran la microbiota son, por ejemplo, los cambios de dieta, el estrés, los antibióticos, las enfermedades, bajada de inmunidad… Como la mayoría de las bacterias beneficiosas están en el intestino, cuando hay problemas se manifiestan con diarreas, vómitos, flatulencias, intolerancias alimentarias, etc., pero como también están en la piel, pueden ocasionar picores, dermatitis desde superficiales a profundas, pérdida de pelo; en la mucosa oral provocarán gingivitis, infecciones de boca; en el sistema urinario, desde infecciones de orina recurrentes a cálculos; en la vulva, cambios de ph vaginal, infecciones, inflamaciones, etc. Podría nombrar un montón de consecuencias por la alteración de la microbiota en cualquier parte del cuerpo. Vamos, que estas bacterias lo controlan todo, por eso interesa que haya muchas y que no se desequilibren con agentes perjudiciales.
La manera de ayudarlas de forma exógena es con los probióticos con “o”. Estas son bacterias vivas que se toman vía oral, generalmente en una de las comidas para ayudar al equilibrio de la microbiota. A veces se acompañan de prebióticos con “e” que son fibras y sustratos para alimentar la microbiota. Me parece muy necesario administrarlos cuando se prescriben antibióticos, procesos digestivos en general, cuando hay diarreas tanto agudas como crónicas, en problemas dermatológicos como atopias o dermatitis, en enfermedades inflamatorias y preinflamatorias, en bajadas de defensas, en infecciones orales, etc. Se pueden administrar desde cachorros a geriátricos. La duración de los tratamientos será según el proceso que tengan e incluso a largo plazo con resultados muy satisfactorios.
